La
mayor parte de la Carpetania es terreno bastante llano regado por ríos,
principalmente el Tajo que vertebraba la región atravesándola por el
centro. Estrabón indicaba en su obra que el “país de los carpetanos,
oretanos y vetones era medianamente fértil”; frente a esto, la
Celtiberia inmediata era definida como un territorio agreste e
inhóspito.
La agricultura era con diferencia la principal actividad y fuente de riqueza de los Carpetanos.
Áreas como la vega del Tajo se encuentran entre las mejores tierras
agrícolas de la península ibérica. Dentro de la producción agrícola
destacaría el cereal – principalmente trigo - con presencia de olivos y
vid (ya en época romana); igualmente, en las fértiles vegas del Tajo y
Henares se debieron de dar cultivos hortícolas. En época de escasez del
cereal, también la bellota obtenida de los bosques de encinares tenía un
importante papel en la economía carpetana como materia prima con la que
hacer pan y cerveza. Finalmente, el comino de la Carpetania era famoso
en el mundo romano dando incluso nombre a una de las poblaciones
carpetanas: Vicus Cuminarius. De la importancia de la agricultura
carpetana es una muestra que cuando Viriato saqueó la región, impuso a
sus habitantes un tributo sobre las cosechas.
La ganadería, aunque no era tan importante como en la vecina Vettonia, también tenía un papel destacado.
La minería también tenía un papel (aunque menor) en la economía
carpetana. Estrabón (III, 2,3) indicaba que la orilla norte del Guadiana
estaba bordeada por montes metalíferos que se extendían hasta el Tajo,
de cuyo cauce se extraía un oro de pureza notable según Plinio.
Como
actividades artesanales destacaban la textil y la producción de
cerámica cuyos talleres se solían ubicar en zonas específicas dentro de
los Oppidum para reducir las molestias por el humo o el peligro de
incendio.
La sal era otro de los recursos naturales de la
Carpetania ya que en varias de sus zonas se da una elevada concentración
de fácil extracción a través de las lagunas salinas. La sal sería
utilizada como complemento para la alimentación del ganado, como
conservante de los alimentos así como bien susceptible de ser
comerciado.
La situación de Carpetania entre las áreas celtas e
íberas de la península favoreció la actividad de comercio con ambas
zonas y con ello, los procesos de transmisión de elementos culturales.
Sería más relevante el comercio de productos desde la costa mediterránea
hasta la Carpetania y el interior peninsular. Este comercio favoreció
la aparición de cecas autóctonas como Ikenaskon Konbouto (Complutum) o
Konterbia Karbica (Contrebia Cárbica).
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